Pasaron las elecciones del 28 de junio y, acorralado por la derrota, el matrimonio Kirchner decidió encabezar un diálogo a dos puntas: por un lado, el ministro del Interior, Florencio Randazzo encabeza reuniones con "los partidos políticos" y, por el otro, la presidenta Cristina Kirchner convoca a los gobernadores.
A simple vista, parecía una corrección en el estilo de gestión (rechazado en las urnas), con más apertura para tratar políticas de Estado. Al menos, era una oportunidad.
Pero, a diferencia de los chinos, que en cada crisis ven una oportunidad, en la Argentina parece ser al revés: en cada oportunidad ven una crisis.
Ya pasó en 2008 durante el conflicto con el campo, que terminó con el voto "no positivo" del vicepresidente Julio Cobos.
El diálogo encabezado por el Gobierno va rumbo a otro fracaso. Randazzo limita las charlas con los dirigentes partidarios a la reforma política. Los opositores que pasaron por la Casa Rosada dejaron un tendal de temas para tratar y siempre se encuentran con la misma respuesta por parte del funcionario: "Le voy a trasladar la inquietud a la Presidenta". En definitiva, el diálogo quedó acotado a lo que quiere tratar la Casa Rosada.
La Presidenta, en cambio, es un poco más dura. El gobernador bonaerense Daniel Scioli no llegó a terminar de pronunciar la palabra "campo" y desde el Gobierno lo corrigieron: "de ese tema no se habla". La semana anterior, Scioli había quedado con los ruralistas que intercedería ante la jefa del Estado para avanzar en soluciones para ese sector.
Otro que se fue silbando bajito de la Casa Rosada fue el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. En su provincia, el mandatario había adelantado que llevaría un proyecto para darle más credibilidad al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Cuando quiso abrir la carpeta que decía "INDEC", el Gobierno le repitió lo mismo que a Scioli por el tema campo: "De eso no se habla". Urtubey tuvo que traer a su provincia ese proyecto.
Más sincero parece haber sido el diálogo con el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, quien se retiró de la Casa Rosada sin hacer declaraciones. A sus íntimos sólo les dijo que la reunión no sirvió para nada, según reprodujo una nota en el diario La Nación. Conocido es que Das Neves intentará en 2011 ser el sucesor de Cristina Kirchner, por lo tanto, no tiene problemas en enfrentar al matrimonio presidencial.
Cada día que pasa, el kirchnerismo demuestra que no está dispuesto a cambiar demasiado, pese al mensaje de las urnas. Intenta, por todos los medios, demostrar que sigue con la misma fortaleza que le dieron las elecciones de 2007, aun cuando el Congreso camina a quitarle gran parte de los superpoderes, restringirle las facultades delegadas y a voltear el abusivo aumento en la tarifa del gas. Pese a la derrota, siguen por el mismo camino. ¿Qué hubiese pasado, entonces, si el Gobierno vencía el 28 de junio?
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