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Corregir el rumbo perdido


Barajar y dar de nuevo. Esa parece ser la meta del Gobierno luego del duro traspié que sufrió el kirchnerismo en casi todo el país el domingo último.
Tanto oficialistas como opositores reclamaron al matrimonio presidencial que escuchen a las urnas, cuyo mensaje fue: el 70 por ciento de los argentinos optaron por candidatos ajenos a la Casa Rosada.
La salida de los funcionarios cuestionados por sus manejos, como Ricardo Jaime -también hubo rumores sobre las renuncias de Guillermo Moreno y de Julio De Vido, son un intento de renovación del Gobierno,en un momento de suma debilidad: no solo perderá el control del Congreso cuando se renueven las bancas el 10 de diciembre próximo, sino también está jaqueado por los efectos de la crisis económica que ya consumió cientos de miles de empleos y que carcome la recaudación. El descontrol por las muertes de gripe A también se cobró el cargo de Graciela Ocaña.
En definitiva, el Gobierno tiene un panorama complicado si no cambia. Estaba en una encrucijada. Si no corregía el rumbo corría el riesgo de contemplar cómo se iba a escurrir su poder.
Desprenderse de funcionarios cuestionados es un gesto importante. Significa que algo aprendió de la lección que dieron las urnas.
Habrá que esperar si eso es suficiente para transitar los dos años y medios de gobierno que le quedan.


El señor de los subsidios
Ricardo Jaime es conocido en el mundo que rodea la Casa Rosada como “el señor de los subsidios”.
Era el encargado de manejar millonarias cifras para las empresas de transporte. Cuando llegó la debacle económica le recortaron parte de esos recursos.
Cordobés de nacimiento, se unió a Néstor Kirchner durante su etapa de gobernador de Santa Cruz, donde forjaron una amistad a prueba de denuncias.
En dos años se transformó en un hombre fuerte del Gobierno. Ante sus interlocutores, la mayoría empresarios, hacía gala del respaldo del ex presidente: “Soy uno de sus favoritos”, repetía.
En su paso por el Gobierno acumuló unas 20 denuncias por corrupción. La más reciente fue por el alquiler de un avión privado que usaba para visitar a sus familiares en Florianópolis (Brasil) y Punta del Este (Uruguay). La Justicia seguía de cerca esas contrataciones.
Siempre reportó directamente a Kirchner. No tenía una buena relación con Julio De Vido, pese a que su cartera dependía en el organigrama a su ministerio.
Jaime tiene una pasión: es amante del deporte en general y de los fierros en particular. Va al gimnasio todos los días para entrenarse.
Una de sus últimas aventuras había sido la reestatización de Aerolíneas Argentinas. Uno de sus objetivos frustrados fue el impulso del tren bala.
En las elecciones jugó fuerte en su tierra natal, donde su candidato, Eduardo Accastello, hizo una pésima elección. Esa fue su última experiencia en el Gobierno kirchnerista.

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