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Un técnico que aprendió el oficio de ser político


José Ignacio Sbrocco
El Tribuno



Cuando Juan Manzur fue designado ministro de Salud en 2003 por el primer gobierno de José Alperovich era un total desconocido para los tucumanos.
La mayor parte de su carrera había transitado en Buenos Aires, donde hizo una residencia en cirugía general en el Hospital Alvarez y luego se especializó como médico sanitarista en la UBA. Mientras realizaba una especialización en el Garraham fue convocado por el gobernador de San Luis para que asumiera como viceministro de Salud.
De la mano de Alberto Balestrini fue el responsable del área de Salud de La Matanza y allí comenzaron sus contactos con el kirchnerismo. Con Ginés González García como padrino trepó hasta el Ministerio de Salud de Tucumán donde se convirtió en uno de los hombres fuertes de Alperovich, que lo ungió vicegobernador en 2007.
La carta de presentación del Gobierno nacional para que Manzur reemplace a Graciela Ocaña en el gabinete de Cristina de Kirchner es muy cuestionada en su provincia. Le destacan que redujo la mortalidad infantil del 24 por mil al 12,9 por mil. Pero eso generó un debate porque la oposición lo acusa de dibujar esos índices, en una remake de lo que hace el kirchnerismo con el INDEC.
¿Cómo es la maniobra? “Los recién nacidos con bajo peso en vez de ser inscriptos como nacidos vivos, los anotan como nacidos muertos por la poca esperanza de vida”, fue la denuncia que el flamante senador José Cano (UCR) lanzó en la Legislatura local y que fue tomada por los medios nacionales.
Manzur ahora tendrá otro problema con las estadísticas: Ocaña se va en medio de rumores. La cantidad de infectados y de muertes por gripe A serían muchas más. El kirchnerismo parece haber contratado a un experto en estas ligas.

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