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Para entender el periodismo, con todas las letras

Mucho se habló del rol del periodismo y no vale la pena filosofar sobre la profesión (para mí, hace mucho dejó de ser sólo un oficio). Lo que está claro es que, como transcribo abajo, que el periodismo no está hecho para agradar al poder de turno, aunque los gobiernos presionen de distintas formas para tener una prensa adicta: con dinero a través de pautas oficiales o con intimidaciones judiciales.
Cuando leí la nota de Roa en Clarín, me sentí reconfortado. Hace tiempo escribí una nota sobre el patrimonio de Beatriz Rojkés de Alperovich, esposa del gobernador de Tucumán, José Alperovich. La nota no le gustó y me mandó una carta documento en la que me informaba que me iniciaría acciones legales por supuesta injuria.
Si la nota hubiese pasado inadvertida, sin ninguna respuesta, tal vez, me hubiese sentido frustrado. Hubiese significado que la nota fue intrascendente y que no la leyó nadie... Pero llegó la carta documento (esa y la respuesta están publicados en el archivo de este blog) para levantarme el ánimo y, como dice Roa, estar en el buen camino para hacer periodismo. Sólo quiero hacer eso. Gracias familia Alperovich.


Otra dosis de kirchnerismo puro

Por: Ricardo Roa (rroa@clarin.com)
EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN

La furia de los funcionarios con los medios es un buen síntoma. Lo contrario, la satisfacción oficial con lo que se publica, puede indicar lo peor: la sustitución del periodismo por la propaganda. Mal le pese al poder, la función primaria de la prensa es informar, no agradar. No somos la dama de compañía del Gobierno.
Todos tienen el derecho a cuestionar el modo en que los medios hacemos este trabajo. Incluyendo por supuesto los del palco oficial, que ayer salieron en cadena y con cadenas a desmentir el plan de crisis que estudian por si pierden el 28 de junio, como informó Clarín (ver Adelantamiento electoral: cruce entre el Gobierno y la oposición).
Podrían haber desmentido y punto. Al fin y al cabo son ministros y les pagan también para eso.
Para decir eventualmente lo que no creen. Pero quizá porque la elección está encima y seguramente porque los mandaron a hacerlo así, llamaron a Clarín "panfleto" y "mamarracho" malintencionado. Y, obvio, denunciaron "intereses económicos" detrás de la noticia. Agredir, descalificar y victimizarse. Kirchnerismo puro.
Con idas y vueltas, la historia se repite desde la derrota kirchnerista con el campo y el alejamiento de los sectores medios del oficialismo. Por eso Kirchner adelantó cuatro meses los comicios, se colocó él mismo al frente de la boleta, con Scioli y Massa de escuderos y metió con fórceps en cada partido candidaturas ficticias de intendentes. Todo para enfrentar a De Narváez. En la desproporción misma está el temor al fracaso.
¿Contra quién se pelean ahora? Aníbal Fernández pronostica que con el diario de hoy "la gente envolverá los huevos mañana". Si así fuera, no se entiende por qué se irrita de este modo. Nada molesta menos a un gobierno que un diario que miente. Y nada molesta más que cuando practican el periodismo y no otra cosa.

Hoy salió el segundo round de Clarín, firmado por Ricardo Kirschbaum.

La obsecuencia no es periodismo

Por: Ricardo Kirschbaum
EDITOR GENERAL DE CLARIN

Si pierden el 28, el menú de emergencia de los Kirchner incluye la hipótesis de adelantar la elección presidencial para 2010. Esto fue lo que consignó Clarín el domingo. En la columna política, en la sección El País y en esta misma Carta del Editor. Nada anónimo, como imaginó ayer el ex presidente (ver Kirchner cargó contra Cobos y De Narváez en un acto porteño).
Y aunque se sabe que su fuerte no es la moderación, anoche sorprendió a todos: llegó a decir que esa información "compromete no el futuro de un gobierno sino la paz social y la estabilidad institucional de la Nación". Una exageración que no se le escapó: la leyó del texto que le habían escrito para respaldar la candidatura de Heller.
Incluyó allí además la desmentida del gobierno de EE.UU. a Marcelo Bonelli, un periodista con muchas fuentes, entre ellas el propio Kirchner. Bonelli explicó que empresarios que estuvieron en Washington ratificaron sus dichos. Kirchner tampoco improvisó: leyó la crítica contra Bonelli.
También leyó y se atribuyó, como si fuera un experto, definiciones sobre el periodismo profesional por el que ha demostrado siempre el mayor desprecio. Sería una anécdota si no fuese un mensaje de intimidación. Es infinitamente más grave promover el abandono del Gobierno, como él hizo luego del voto no positivo de Cobos, que consignar una hipótesis que de verdad se analiza. Kirchner ya adelantó estas elecciones. No fue la oposición. Tampoco el periodismo.
Se conoce lo que Kirchner proclama sobre los medios. No se sabe qué clase de medios quiere en realidad. O sí se sabe: los años en Santa Cruz y la relación como presidente con la prensa muestran la diferencia entre sus palabras y los hechos concretos. Habla de democratizar la prensa. Pero la razón de ser de la prensa en una democracia no es la obsecuencia sino la crítica.

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