En 2008 se aprobaron 119 normas, de las cuales 67 fueron redactadas por el Gobierno. Diputados propuso 30 y 22 el Senado.
José Ignacio Sbrocco
El Tribuno
La Casa Rosada tuvo una fuerte injerencia en el trabajo del Congreso el año pasado. Por eso, una de las grandes preocupaciones del kirchnerismo para estas elecciones es conservar la mayoría en las dos cámaras.
La tesis que el Congreso se convirtió virtualmente en una escribanía de la Casa Rosada tiene más peso cuando se comparan los números. Durante el período de 126 sesiones, entre el 1º de marzo de 2008 y el 28 de febrero de 2009, se sancionaron 119 leyes en el Congreso, según datos oficiales. La mayoría de esas normas fueron impulsadas por el Poder Ejecutivo: 67, es decir, el 56,3 por ciento.
En la Cámara de Diputados se impulsaron 30 proyectos de ley, el 25,2 por ciento. En tanto, el Senado colaboró con 22 leyes que se aprobaron el año pasado, es decir, el 18,5 por ciento del total.
De los 67 proyectos armados en la Casa Rosada, 40 ingresaron y fueron tratados primero por el Senado. En los 27 restantes, el debate arrancó en la Cámara de Diputados.
Durante ese período, el Congreso trató leyes polémicas: las retenciones a las exportaciones de granos, las estatizaciones de Aerolíneas y de las AFJP, y el blanqueo de capitales, entre otras. El Gobierno salió airoso de
todos, menos de las retenciones. El vicepresidente Julio Cobos desempató con su voto “no positivo” en el Senado, cuando la iniciativa ya tenía media sanción de la Cámara baja.
Todas estas leyes tienen una coincidencia: todas ingresaron en Diputados.
El panorama en 2009
Este año, a pesar de la parálisis en el Congreso, no empezó diferente. El 26 de marzo el Senado convirtió en ley el adelanto de las elecciones para el 28 de junio, cuando originalmente estaba prevista para el último domingo de octubre.
“No tiene nada de malo que el Poder Ejecutivo proponga leyes”, dijo Pablo Secchi, director de Instituciones Políticas y Gobierno de la organización Poder Ciudadano.
“Lo importante -agregó- es que el Congreso desempeñe bien sus tres funciones: representar bien a la ciudadanía, aprobar leyes y controlar al Poder Ejecutivo con un análisis profundo de las leyes que envía”.
El único eslogan de campaña del kirchnerismo tiende a esto mismo: a convencer a la población para que vote al oficialismo y conserve la mayoría. Así, los proyectos de la Casa Rosada seguirían teniendo vía libre en el Congreso.
“Es política pura. Todo Poder Ejecutivo quiere tener la mayoría en el Congreso para que apoye las iniciativas. Pero plantear que es un partido político o un caos no se puede avalar desde ningún punto de vista”, añadió Secchi.
“Nosotros o el caos”, “Si no tenemos mayoría, el país volverá a la situación de 2001”. Con esas frases, el ex presidente y candidato a diputado por Buenos Aires Néstor Kirchner suplicó el voto de la gente. En sus últimas apariciones públicas señaló que es importante ganar, aunque sea por un voto. Su objetivo, que el Congreso siga siendo una escribanía. Pero el resultado de una elección parlamentaria se mide de otra forma: cuántas bancas se ponen en juego y cuántas se obtienen. Al parecer, el kirchnerismo obtendría menos bancas de las que arriesga.
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