A 18 días de la presentación del libro José Alperovich. El zar tucumano, el personaje del libro hizo referencia a la investigación periodística editada por Dunken. "Son unos mentirosos, jamás me preocupo por eso. Que vendan el libro donde quieran. Yo cuido la democracia como hecho, no solamente como palabra", dijo el gobernador, en diálogo con periodistas que cubrían su recorrida matinal.
Desde diversos medios de comunicación tomaron nota de las restricciones para comercializar el libro. Hasta este momento habíamos preservado a las librerías, pero vamos a dar a conocer públicamente todas las restricciones que sufrió la venta de "El Zar tucumano".
Un empleado de la librería Los Primos, ubicada en la calle Muñecas 288, reconoció que sufrió presiones por la venta de la obra. "Te van a inspeccionar todo", le advirtieron. Ante esa presión, el encargado me dijo: "Lo vamos a vender, pero con bajo perfil. No lo vamos a exhibir en la vidriera".
Lo siguió vendiendo unos días más, y de pronto no solicitó más ejemplares. Lo fui a visitar y me dijo: "Tuve 24 inspecciones. No puedo arriesgar la fuente de trabajo de seis personas por un libro". Su sentencia fue tajante.
A la librería El Griego, en Muñecas 287, lo fui a visitar tres veces. La última, me pidió un remito de la editorial Dunken para recibir los ejemplares. Conseguido ese trámite, el lunes 18 de julio le dejé 24 libros. A amigos que me preguntaban dónde vendían el libro, los envié a esa librería. Misteriosamente, me llamaron unas horas más tardes para advertirme que no quedaban más libros allí. Fui el miércoles 20 de julio a ver cómo iba la venta y para saber si necesitaban más ejemplares. "La venta va bien", me dijo el dueño, sin mirarme a la cara. Le consulté si tenía más ejemplares y me respondió que sí. Entonces, le comenté que había mandado a unos amigos a comprarlo ahí y que no se lo habían querido vender.
"Yo no quiero comisarios políticos. Tengo 40 años de librero, nadie me va a decir a quién le vendo y a quién no; ni donde tengo que exhibir los ejemplares. Sé quiénes son tus amigos, por eso no le quise vender", reconoció.
Entonces, le respondí: "Para qué me hacés venir cuatro veces si no vas a vender los libros. Me hubieses dicho de entrada y no perdía tiempo", le dije.
Se enfureció.
A la noche mandé a retirar los libros que le habían quedado. Retiré los 24 que había dejado inicialmente. No había vendido ni uno a pesar de las decenas de clientes que pidieron un ejemplar de "El zar".
Lo más grave, tal vez, fue lo de la distribuidora Rómulo Guzmán, que comercializa las revistas Noticias, Caras y Gente en la provincia. Me habían prometido distribuir el libro en 100 puntos de ventas entre Tucumán y Salta. Al día siguiente fui a dejar los ejemplares, 72 en total, y la promesa de dejar más entre lunes y martes para continuar con la entrega. Hasta se había acordado la división del porcentajes de las ganancias: el 30 por ciento era para el canillita, el 10 por ciento para la distribuidora y el 60 por ciento restante para los autores, José Sbrocco y Nicolás Balinotti.
Lo llamativo fue que a las dos horas llamó Fernando Torres para decirme que vaya a buscar los libros, que no los iban a poder distribuir "porque habían apretado al dueño", que en ese momento estaba en Paraguay.
Cuando fui a retirar los libros, el encargado de la distribución lamentó la medida porque tenía muchos pedidos y que iba a necesitar pronto que le restituyera más ejemplares. "Ni en la dictadura nos prohibieron repartir algo", me dijo otro empleado que veía cómo me entregaban los libros.
La editorial Dunken, como hace con todos sus producciones, también ofreció a las librerías tucumanas "El Zar" y los comercios eligieron no venderlo debido a las presiones oficiales.
Las trabas a los quioscos
No sólo las librerías y la distribuidora Rómulo Guzmán fueron víctimas de persecuciones oficiales. También la sufrieron los quioscos de diarios y revistas. En la puerta de la Gran Vía se vendía el libro con total éxito, hasta que de repente dejó de solicitar los ejemplares, cuando la comisión que quedaba para el canillita superaba ampliamente la media del mercado: 40 por ciento. "Tengo miedo que me levanten el quiosco", me dijo antes de devolverme 10 ejemplares que había escondido en un placard del local Beige, en San Martín al 600.
Otros canillitas también se negaron a recibir los libros por temores oficiales, como el que está ubicado en el Shopping del Portal, en Yerba Buena. Había vendido 12 ejemplares en un solo día. "Vienieron los enviados de José, me dijo, y me preguntaron cómo estaba inscripto en ganancias, sobre los pagos de monotributo. Prefiero dejar de venderlo", me dijo anoche Dócile, el titular del puesto.
Un caso similar vivió el kiosco Polito, también en Yerba Buena. "Vino un hombre y me dijo que no podía vender el libro porque estaba prohibido por el gobierno. Entonces, le dije que ´quién era para prohibirme vender el libro´ y me amenazó con clausurarme el local. Hice una llamada telefónica y le pasé el tubo. Al rato se fue sin decir ni siquiera chau".
En sus palabras, el gobernador no desmintió ni una línea del contenido del libro, sino que refutó la información sobre las restricciones a las ventas. Queda claro, con este post publicado en el blog, cuáles son las restricciones, con nombres y apellidos.
Otra situación incómoda es el silencio de los diarios tucumanos sobre esta situación. Como publicamos en otro post, La Nación, Clarín y Perfil se hicieron eco de lo expuesto por el diputado nacional por Tucumán Juan Casañas (UCR) y ningún diario tucumano lo hizo. Lamentable.
Restricciones para la venta de El Zar tucumano
La restricción en las ventas y en la distribución del libro “José Alperovich. El zar tucumano” sirve como botón de muestra del poder del gobernador para tener a la provincia en un puño.
La obra periodística, una suerte de biografía política de Alperovich, no se comercializa en todas las librerías tucumanas debido a presiones oficiales, según comentaron algunos empresarios del sector.
Desde la Dirección de Rentas enviaron mensajes de advertencias a las librerías en caso de exhibir “El zar tucumano” en sus vidrieras. Así lo reconoció el propietario de un importante comercio del centro tucumano. Las advertencias del organismo que preside Pablo Clavarino se habrían extendido a otras librerías.
El vocero de Alperovich, Ignacio Golobisky, rechazó tajantemente cualquier responsabilidad del Gobierno con las restricciones que está sufriendo la publicación. “El Gobierno no le puede imponer qué libro vender a las librerías. No tenemos absolutamente nada que ver”, explicó Golobisky tras la consulta de los autores, los periodistas José Sbrocco y Nicolás Balinotti.
En La Feria del Libro, “El zar tucumano” comenzó a venderse con buen ritmo tras su lanzamiento, pero el dueño del comercio decidió no comercializarlo más. “Tiene un tufillo antisemita”, se justificó Mario Kostzer.
A pesar de las restricciones, “El zar tucumano”, editado por Dunken, se puede adquirir en las librerías Los Primos (Muñecas 288) y en El Quijote (San Lorenzo 699) y en diferentes kioscos de diarios y revistas de San Miguel de Tucumán.
También se lo puede comprar en Buenos Aires en Ayacucho 357 (esquina Corrientes) o solicitarlo vía e-mail a nbalinotti@lanacion.com.ar o jsbrocco@gmail.com
Por temor a nuevas advertencias del Gobierno, algunas librerías pidieron no ser incluidas en los listados públicos que se divulgan por internet con los puntos de venta de “El zar tucumano”.
La obra periodística, una suerte de biografía política de Alperovich, no se comercializa en todas las librerías tucumanas debido a presiones oficiales, según comentaron algunos empresarios del sector.
Desde la Dirección de Rentas enviaron mensajes de advertencias a las librerías en caso de exhibir “El zar tucumano” en sus vidrieras. Así lo reconoció el propietario de un importante comercio del centro tucumano. Las advertencias del organismo que preside Pablo Clavarino se habrían extendido a otras librerías.
El vocero de Alperovich, Ignacio Golobisky, rechazó tajantemente cualquier responsabilidad del Gobierno con las restricciones que está sufriendo la publicación. “El Gobierno no le puede imponer qué libro vender a las librerías. No tenemos absolutamente nada que ver”, explicó Golobisky tras la consulta de los autores, los periodistas José Sbrocco y Nicolás Balinotti.
En La Feria del Libro, “El zar tucumano” comenzó a venderse con buen ritmo tras su lanzamiento, pero el dueño del comercio decidió no comercializarlo más. “Tiene un tufillo antisemita”, se justificó Mario Kostzer.
A pesar de las restricciones, “El zar tucumano”, editado por Dunken, se puede adquirir en las librerías Los Primos (Muñecas 288) y en El Quijote (San Lorenzo 699) y en diferentes kioscos de diarios y revistas de San Miguel de Tucumán.
También se lo puede comprar en Buenos Aires en Ayacucho 357 (esquina Corrientes) o solicitarlo vía e-mail a nbalinotti@lanacion.com.ar o jsbrocco@gmail.com
Por temor a nuevas advertencias del Gobierno, algunas librerías pidieron no ser incluidas en los listados públicos que se divulgan por internet con los puntos de venta de “El zar tucumano”.
El Zar tucumano, en los medios
Una obra que "echa luz" sobre el alperovichismo. Así, tituló LA GACETA
Lo resumen como un caballo que va ganando terreno a puro galope. Pero en ámbitos que no le competen: la obra pública, la Justicia o la Legislatura. A criterio de los periodistas José Ignacio Sbrocco y Nicolás Balinotti, "El Zar Tucumano, la historia oculta del hombre que tiene a la provincia en un puño", desgaja la personalidad obsesiva, ambiciosa y hasta desfachatada del gobernador, José Alperovich.
Anoche, Balinotti y Sbrocco, periodista y colaborador del diario La Nación, respectivamente, presentaron una biografía no autorizada del mandatario tucumano (el secretario de Redacción de LA GACETA, Federico van Mameren, expuso sobre la obra en un auditorio del hotel Carlos V). Al trabajo dedicaron un derrotero que incluyó más de 100 entrevistas, tres años de investigación y algunos sobresaltos. "Me sorprendió el temor que generó la publicación: entrevistados que aceptaron hablar sólo en Buenos Aires, o muchos que optaron por el off the record. Eso habla del poder casi feudal que diseñó Alperovich", ejemplificó Balinotti.
Según Sbrocco, el texto da cuenta del caudillismo impuesto por Alperovich para administrar, a su antojo, la Provincia. "Es un retrato que revela algunos de sus rasgos distintivos, como los diálogos con su empleada doméstica o las reuniones de gabinete en jogging. Y el reconocimiento de muchos entrevistados sobre cómo creció el patrimonio del gobernador", reseñó.
También se publicó la siguiente nota en el diario LA NACION
Poder y caudillismo, los ejes de El Zar tucumano
Los periodistas Nicolás Balinotti y José Sbrocco presentaron anteanoche en San Miguel de Tucumán el libro José Alperovich. El zar tucumano, una investigación que retrata el caudillismo como estilo de gobierno en el país y que toma como muestra el caso de esa provincia y de su gobernador.
El trabajo -editado por Dunken- llevó más de tres años de producción y más de 100 entrevistas; se relata allí cómo Alperovich construyó su poder y llegó a tener la provincia en un puño. Alperovich es hoy uno de los principales caudillos del interior, que surgió del radicalismo y pactó con Bussi, pasó al peronismo y se convirtió luego en un referente clave del kirchnerismo.
"Me sorprendió el temor que generó la publicación: entrevistados que aceptaron hablar sólo en Buenos Aires, o muchos que optaron por el off the record . Eso habla del poder casi feudal que diseñó Alperovich", ejemplificó Balinotti, redactor de La Nacion, durante la presentación del libro en un hotel céntrico de Tucumán.
Según Sbrocco (colaborador de La Nacion en Tucumán), el texto revela algunos de los rasgos distintivos del gobernador, desde su particular forma de ejercer el poder hasta las sospechas sobre su patrimonio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)